¿Por qué mi hijo no tiene interés por aprender?
Todos los padres, con alguna excepción que cumple la regla, nos hemos planteado alguna vez esta pregunta.
Numerosas respuestas a esta pregunta, algunas de ellas de sentido común y otras no tanto.
En el ámbito educativo se han desarrollado estudios, experiencias y prácticas educativas en el ámbito del razonamiento y de la inteligencia, pero las emociones han adquirido importancia desde hace relativamente poco tiempo.
Aristóteles ya afirmaba que la felicidad lleva consigo el desafío de gobernar inteligentemente nuestra vida emocional, de forma que las pasiones pueden abocarnos al fracaso o por el contrario aportarnos sabiduría y servir de guía a nuestros pensamientos. En la actualidad las emociones se consideran el motor del comportamiento humano, por lo tanto, es fundamental unir emociones y aprendizaje.
Por lo tanto, cuando hay motivación, interés, curiosidad el aprendizaje es mucho más significativo. Podemos echar la vista atrás como adultos y plantearnos cuál o cuáles han sido nuestras experiencias de aprendizaje que no olvidamos y por qué.
Una educación emocional da como resultado
- mayor implicación en el aprendizaje
- comportamiento adecuado en el colegio
- mejor autorregulación de emociones
- disminución de conductas de riesgo y manifestaciones de ira y agresividad
- menor numero de experiencias sexuales precoces y consumo de alcohol y drogas