EL SECUESTRO EMOCIONAL
Cuando nos enfadamos y nos dejamos llevar por la ira o el enfado decimos o hacemos cosas «en caliente» de las que luego solemos arrepentirnos. A esto nos referimos cuando hablamos de secuestro emocional.
La mayor parte de nosotros, por no atreverme a decir que todos, lo hemos experimentado alguna vez.
Este secuestro tiene lugar en un segundo y desencadena una reacción incluso antes que el cerebro pensante tenga la posibilidad de darse cuenta de lo que está pasando, puesto que «secuestra» a la amígdala y se desencadena una respuesta o reacción rápida pero no meditada, por lo tanto, nos atrapan las emociones más intensas.
Nos pasa a los adultos, por lo tanto, a los niños les resulta más difícil.
La pregunta es ¿Cómo podemos ayudar a los niños a saber reconocerlo? y sobre todo dotarles de unas herramientas adecuadas para poder gestionar estos secuestros.
- práctica de mindfulness
- anclar la atención en el presente
- enseñarles a ver la conexión entre lo que piensan y lo que sienten
- mente abierta, redefinir; » un pez se encuentra a dos peces más pequeños y les pregunta ¿Qué tal está el agua?, al rato, los pequeños se miraron y dijeron ¿ qué será el agua?
- fomentar en ellos la gratitud,
- el sufrimiento es algo que forma parte de la existencia, evitar que asuntos triviales nos afecten en demasía.