¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a mejorar sus habilidades sociales?

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Durante el tiempo de vacaciones es el momento perfecto para jugar con los más pequeños a fomentar las habilidades sociales tan importantes en la vida adulta.

Desde aquí os propongo una serie de juegos y actividades para que vayan aumentando su conciencia social, desarrollen la autoestima, la empatía y la asertividad.

HACER UN ELOGIO O UN CUMPLIDO

Suele ser nuestra costumbre reprender lo que nuestros hijos hacen mal, pero no es tan frecuente elogiar lo que hacen bien: lo damos por supuesto, “sólo han hecho lo que tenían que hacer”, “si no te digo nada, es que está bien”. Sin embargo, sabemos que es mucho más eficaz alabar una conducta positiva, que reprender o castigar una conducta negativa. Entre compañeros y compañeras de clase, suelen pensar (sobre todo los más jóvenes) que elogiar es un poco “cursi”, es ser “un pelota”, es querer conseguir algo de la persona elogiada.

Antes de practicar esta habilidad con tu hijo, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

– ¿Sabes lo que es un “cumplido”? Pon algunos ejemplos.

– ¿Sirve para algo hacer un cumplido? ¿A ti te gusta que te alaben?

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. Un amigo tuyo saca la mejor nota de todos en un examen.
  2. En una fiesta encuentras a un compañero/a de clase que está muy guapo/a y tú quieres que sepa que te gusta mucho cómo va vestido/a.
  3. Conoces a un niño de tu edad y te cae muy bien. Tú quieres decírselo.
  4. Cuando vas para tu casa con un amigo, éste ayuda a levantarse a un niño pequeño que se ha caído.

PEDIR UN FAVOR

Pedir un favor, o pedir ayuda a otro, es reconocer que hay muchas cosas que no podemos hacer solos. Algunos niños no piden nunca un favor, por timidez o por orgullo. Otros los están pidiendo a todas horas y eso tampoco es habilidad social. La habilidad consiste en que el niño se dé cuenta de cuándo necesita realmente ayuda para así poder pedirla.

Antes de practicar esta habilidad con el niño, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

− ¿Cómo os habéis sentido cuando alguien os pidió un favor de modo grosero, como si os estuviera obligando? ¿Hay distintas maneras de pedir un favor?

− ¿Es útil saber pedir bien favores? ¿Hay gente que abusa, pidiendo favores a todo el mundo? Poner algunos ejemplos.

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. El hermano de un amigo entiende de mecánica y le quieres pedir que te ayude a arreglar tu bicicleta.
  2. Al ir al cine con un amigo, pensabas llevar dinero para palomitas de maíz y una bebida. Pero te das cuenta de que te has olvidado el dinero en tu casa y quieres pedirle prestado a tu amigo.
  3. No has comprendido lo que dijo la profesora y cuando acaba la clase le pides que te lo explique.
  4. Quieres invitar a comer a tu casa a un amigo/a y se lo pides a tu madre.

PRESENTAR UNA QUEJA

Hay quien piensa que la gente que se queja es grosera o impaciente. Pero cuando alguien nos ofende o nos molesta, o lo hace con otros, saber quejarse bien es una habilidad muy útil, para evitar que ese hecho se repita. Quien no sabe quejarse puede terminar frustrado o rabioso.

Antes de practicar esta habilidad con nuestro hijo, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

– ¿Para qué sirve quejarse bien? ¿Es malo quejarse muchas veces y por cualquier cosa? Distinguir entre quejas necesarias y quejas por “vicio”. Poner algunos ejemplos.

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. Tu amigo te devuelve un libro que le prestaste y sólo te dice “gracias”, pero te das cuenta de que varias páginas están manchadas por algo que se derramó encima.
  2. Un amigo tuyo se está burlando de unas niñas más pequeñas de otra clase.
  3. El profesor/a os pone un trabajo conjunto a un compañero y a ti. Él no hace nada.
  4. Unos niños, sentados delante de ti en el cine, están hablando muy alto y no te dejan oír la película.

 

DECIR QUE NO

Decir “no” con firmeza, pero sin ofender ni disgustar al que te pide algo, es una habilidad bastante difícil que el niño también debe aprender.

Antes de practicar esta habilidad con los niños, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

– ¿Sabes lo que es dar una negativa? Poner algunos ejemplos.

– ¿Es necesario saber decir que no, sin enfrentarse? ¿Qué pasa si no sabemos decir “no” con serenidad?

 

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. Tus padres han invitado a unos amigos a casa y te piden que recites una poesía o cantes una canción que aprendiste en el colegio.
  2. Un compañero perezoso te pide que le hagas los deberes.
  3. Estás viendo un programa entretenido en la tele y una persona de tu familia te pide que cambies de canal.
  4. Tu hermana quiere que le prestes el jersey que te regalaron en Navidad y tú no quieres.

 

RESPONDER ANTE EL FRACASO

Un fracaso es un momento difícil, que nos puede hundir en la tristeza o llevarnos a la agresividad. Para sobreponerse, se necesita fortaleza, buen humor y esperanza. Es por ello que debemos tratar con el niño su forma de responder ante el fracaso.

Antes de practicar esta habilidad con los niños, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

– ¿Os habéis sentido fracasados alguna vez? ¿Qué clase de fracasos te han dolido más: cuando estabas jugando, en tus estudios, con tu familia, amigos…?

– ¿Qué pasa cuando no sabemos sobreponernos al fracaso? ¿Qué daño puede causarnos? ¿Cómo nos sentimos?

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. Traigo un mural que pensé que iba a ser de los mejores de la clase y veo que todos los demás son más bonitos y más completos.
  2. Estoy jugando al fútbol, de portero, y un tiro muy flojo del equipo contrario se me cuela entre las piernas y es gol. Mis compañeros se enfadan y los contrarios se ríen.
  3. Quiero hablar con mi madre porque estoy triste y me contesta que no tiene tiempo para tonterías.
  4. Unos amigos se ríen de cómo voy vestido ese día.

 

DISCULPARSE

Hay quienes piensan que esta habilidad social está “pasada de moda”. Muchos jóvenes suelen pensar que disculparse es rebajarse. Puede ser que, al opinar así, estén dando por supuesto que pedir disculpas equivale a dejarse pisotear por el otro. Pero disculparse no es rebajarse: es arreglar algo que se había roto. Es volver a tener la misma relación, o una relación mejor, con una persona a la que habíamos ofendido o molestado.

Antes de practicar esta habilidad con nuestros hijos, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

– ¿Tienes claro lo que es disculparse? ¿Lo llevas a la práctica cuando es necesario?

– Para disculparse ¿hay que usar siempre la fórmula “disculpa” o “perdona”, o hay otros modos de hacerlo? Pon algunos ejemplos.

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. Te has puesto la ropa de tu hermano/a sin su permiso y cuando vuelves a casa tiene un enfado grande.
  2. Te has olvidado del cumpleaños de una amiga muy querida y ella está sentida.
  3. Estás haciendo ruido en tu casa, corriendo los muebles de un sitio a otro, y el vecino de abajo toca el timbre de tu casa para quejarse.
  4. Te has reído de tu hermano pequeño delante de tus amigos y él está disgustado. Tú quieres hacer las paces.

 

PONERSE DE ACUERDO

Esta habilidad, llamada con frecuencia “negociar” es la habilidad social reina, la más importante que el niño debe aprender. Dos personas que estaban en desacuerdo, dejan sus enfrentamientos y llegan a un acuerdo, aceptado por ambos.

Antes de practicar esta habilidad con el alumno, es bueno discutir con él sobre los siguientes aspectos:

– Cuando dos personas o dos grupos piensan de forma diferente y tiene intereses opuestos, ¿es posible que lleguen a ponerse de acuerdo? ¿Qué te parece que tendrían que hacer para llegar a ese acuerdo?

– ¿Ponerse de acuerdo consiste en que siempre ceda uno y el otro imponga su parecer?

Algunas situaciones concretas

Propondremos al niño situaciones como las siguientes para que las analice y piense cómo actuaría y los motivos por los que lo haría así.

  1. El padre y la madre quieren quedarse el sábado en casa para descansar; la hija y el hijo quieren salir de excursión o a la playa porque están aburridos.
  2. Un chico negocia con su madre y su hermano mayor que le dejen ver un partido de fútbol en la tele: a ellos les gusta más otro programa y sólo hay un televisor.
  3. Estás haciendo cola, junto con un amigo, para comprar dos entradas para el cine. De pronto os dais cuenta de que hay una entrada en el suelo y no se ve a nadie que la haya perdido. Los dos queréis cogerla diciendo “yo la vi primero”.
  4. La tele está muy aburrida esa tarde y tú quieres jugar al ajedrez que te gusta mucho. Tu hermano/a juega bien pero en ese momento no quiere dejar de ver la tele.
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